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Alcohol

La mayoría de la gente bebe cantidades moderadas de alcohol, sin peligro, pero hay algunas personas que llegan a ser tan dependientes del alcohol que son incapaces de realizar una vida normal. Por eso es de vital importancia reconocer los signos de peligro para saber en qué momento dejar de beber.

Tomando con moderación, el alcohol puede estimular el apetito y producir una sensación de bienestar. Esto se debe a que el alcohol aumenta el riesgo sanguíneo en la piel, con lo cual se produce en el sujeto una agradable sensación de calor. Cuando llega al cerebro, reduce la ansiedad y aumenta la confianza en sí mismo.



Dependencia

El bebedor de grandes cantidades es un asunto diferente. Se producen sutiles cambios en la personalidad del individuo, lo cual lleva a la necesidad de mantener un ritmo de bebida. Cuando esta sensación comienza a ser tan persistente que cada vez que una bebida se retrasa se siente una necesidad urgente de tomar otra, se ha alcanzado un estado denominado dependencia.

Al principio, la dependencia tiende a ser psicológica, más que física. Al fin y al cabo, son la ansiedad y el stress los que hace que se comience a beber, y luego se tiende a confiar en el alcohol como apoyo imprescindible.

Si la cantidad de alcohol ingerida sigue aumentando, la dependencia psicológica puede volverse física. Cuando la dependencia física aparece, la abstinencia puede ser cada vez mas difícil y desagradable. Por ejemplo, la privación en un determinado período de tiempo provocará temblores, sudoración y gran ansiedad. Tomar entonces un poco de alcohol aliviará estas sensaciones.



Riesgos

 El alcohol tiende a afectar de forma diferente a las personas, una misma cantidad puede tener diferentes efectos, hay gente que se vuelve mas desinibida, otra violenta, a otros les entra sueño.

Aunque reduce la tensión y ciertas inhibiciones, el alcohol no es estimulante, sino depresor. Tan pronto como penetra en el torrente circulatorio, comienza a alterar las capacidades de juicio, autocontrol y habilidades.

Una vez que alguien que ingiere gran cantidad de alcohol es incapaz de dejar de beber sin ayuda, podemos decir que se trata de una persona alcohólica. Y es en esta situación en la cual los problemas sociales, médicos y económicos pueden empeorar, trayendo consigo desesperación y confusión a la vida del alcohólico y de quien le rodee.

Provoca graves enfermedades, como son la cirrosis hepática -la cual no tiene curación-, úlceras, problemas renales y cardíacos, los efectos mas graves del síndrome de abstinencia es el delirium tremens.

 


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